La conjuntivitis, también conocida como ojo rojo, es un problema inflamatorio que afecta a los ojos. Para ser más específicas afecta a la conjuntiva, que es de donde toma el nombre. La conjuntiva en realidad es una membrana que cubre el globo ocular y la superficie interna de los párpados. Esta membrana contiene diminutos vasos sanguíneos que sólo son visibles cuando se da la inflamación. Éste es el motivo por el que el globo ocular aparece rojo cuando está afectado por la conjuntivitis. Por muy alarmante que parezca el problema, normalmente no es una amenaza muy grave y supone poco o ningún riesgo de daños a largo plazo.
La conjuntivitis puede ser una fuente de incomodidad significativa, sin embargo, y es un problema por la facilidad con la que se puede propagar. Las confusiones y los mitos extendidos y perpetuados a través de la ignorancia y la falta de conocimiento desgraciadamente agravan el problema. ¡La noción de que la conjuntivitis se propaga por el contacto ocular con los ojos de una persona infectada es absurda como la noción de que la lepra es una maldición de Dios! La verdad es que hay diferentes tipos de conjuntivitis y aunque algunos pueden bastante fácilmente otros no son nada contagiosos.
La conjuntivitis puede estar causada por diferentes factores y puede ser de diferentes tipos. Dependiendo de la causa subyacente y el tipo de conjuntivitis, los síntomas que aparecen pueden variar. Los síntomas que se observan generalmente incluyen:
Consulte con un médico si tiene algunos de los síntomas de ojos rojos. Su médico realizará un examen de sus ojos y puede usar un bastoncillo de algodón para tomar una muestra de fluido del párpado para analizar en el laboratorio. Las bacterias o virus que pueden haber causado la conjuntivitis, incluyendo aquellos que pueden causar una enfermedad de transmisión sexual o ETS, pueden identificarse y así prescribir un tratamiento adecuado.
Hay varias causas posibles de conjuntivitis y los diferentes tipos de conjuntivitis de hecho se clasifican según las causas.
Conjuntivitis Infecciosa:
La conjuntivitis infecciosa puede afectar sólo uno o ambos ojos y está causada por una infección. La causa de la infección puede ser bacteriana o vírica y el problema se conoce como conjuntivitis vírica o bacteriana según el caso. Ambos tipos de infecciones son muy contagiosas y se propagan a través de contacto directo con las secreciones oculares de una persona infectada o a través del contacto con superficies contaminadas. Tanto si está causado por una infección bacteriana o vírica, el problema puede propagarse rápidamente afectando a todos los grupos de edades y ambos sexos. La conjuntivitis bacteriana es, sin embargo, mucho más común en niños en comparación con los adultos. Esto también explica la ineficacia del auto tratamiento con gotas antibióticas para ojos en adultos, ya que la mayoría de casos en adultos son víricos y no responden a los tratamientos antibióticos.
Conjuntivitis Alérgica:
La conjuntivitis alérgica, como sugiere el nombre, está causada como una respuesta alérgica debido al contacto con un alérgeno o irritante como el polen, el humo o varias otras sustancias. Por lo tanto, normalmente se manifiesta en ambos ojos. El sistema inmunológico produce anticuerpos llamados inmunoglobina como respuesta al alérgeno, que finalmente provoca la liberación de sustancias inflamatorias, incluida histamina. Los síntomas asociados con la conjuntivitis alérgica por tanto están causados por la reacción del sistema inmunológico frente a los alérgenos.
Conjuntivitis no Infecciosa:
Como la conjuntivitis alérgica, esta variedad del problema está causada por la exposición a ciertos irritantes. En este tipo de conjuntivitis, sin embargo, los síntomas no están causados por ninguna reacción inmunológica, si no debido a una irritación de la sustancia agresora. Esto puede incluir una irritación e inflamación que se desarrolla como resultado de la exposición a una salpicadura química o a un objeto extraño en el ojo. Lavarse los ojos para librarse de dichos irritantes también puede mejorar la irritación y el enrojecimiento.
Conjuntivitis Neonatal:
Este tipo de conjuntivitis es común en madres que padecen ETS como la clamidia. Si no se trata, la infección puede resultar incluso en ceguera.
Hipermetropía:
La hipermetropía es un tipo de conjuntivitis que aflige especialmente a los usuarios de lentes de contacto, afectando a ambos ojos, y es más común en los usuarios de lentes de contacto blandas.
La conjuntivitis no es un riesgo de salud grave y en muchos casos puede que no precise ningún tratamiento. Los remedios caseros para la conjuntivitis pueden ser de ayuda ya que pueden ofrecer cierto alivio de los síntomas. Tenga en cuenta que la mayoría de tratamientos alternativos para la conjuntivitis no están respaldados por estudios científicos y algunos pueden ser inefectivos. Al mismo tiempo, existen algunos métodos de tratamiento naturales que han demostrado ser extremadamente efectivos. Tenga precaución al usar cualquier remedio casero e investigue por su cuenta consulte con un médico antes de probar cualquier remedio del que no esté completamente seguro.
El tratamiento apropiado para la conjuntivitis depende naturalmente de la causa subyacente. A continuación encontrará algunos pasos que puede tomar para ayudar a aliviar los síntomas en la mayoría de casos de conjuntivitis, sin embargo:
Compresa Tibia: Puede empapar un trapo limpio en agua tibia o caliente y escurrirlo antes de aplicarlo sobre los ojos. Asegúrese de que el trapo no tiene pelusa y nunca utilice el mismo trapo en ambos ojos. Si la conjuntivitis afecta sólo a un ojo, esto reduce el riesgo de propagarlo al otro.
Gotas sin Receta: Las gotas para ojos disponibles sin receta también pueden ofrecer alivio considerable. Asegúrese de elegir sólo gotas para aliviar los ojos en lugar de intentar usar gotas antibacterianas. Si usa antibióticos, tanto en pastillas como en gotas, cuando no son necesarios, puede aumentar el riesgo de incrementar la resistencia bacteriana de forma significativa. Las gotas con contenido de antihistamínicos, por otra parte, pueden ser muy útiles para las personas afectadas por la conjuntivitis alérgica.
Otros remedios naturales que se dice que son útiles pero no están respaldados por datos científicos incluyen:
La dieta no tiene mucha relación con la infección de conjuntivitis, por lo que hay pocas modificaciones dietéticas que pueda aplicar para tratarla. El consumo nutricional, sin embargo, es un factor importante de la salud de los ojos, por lo que es importante seguir una dieta bien equilibrada y nutritiva. Tenga especial cuidado de incluir alimentos ricos en nutrientes esenciales para la salud del ojo, como la vitamina A. Las frutas frescas no sólo son grandes fuentes de vitamina A, sino que también le proporcionarán otros nutrientes esenciales como vitaminas del grupo B. Los alimentos ricos en vitamina A son la calabaza, los vegetales de hoja verde, el yogurt, la mantequilla, los tomates, la papaya y, por supuesto, las zanahorias. Si la conjuntivitis es de tipo infeccioso, causada por una infección bacteriana o vírica, el sistema inmunológico juega un papel importante en el tratamiento y en el proceso de recuperación. Un sistema inmunológico debilitado retrasará la recuperación y también le hará vulnerable a infecciones y reapariciones futuras. Incluya muchas frutas cítricas en su dieta para un elevado consumo de vitamina C y así mejorar la inmunidad.
Las formas infecciones de conjuntivitis pueden propagarse bastante fácilmente, lo que hace que la higiene personal sea una de las mayores preocupaciones cuando se trata la enfermedad. Esto ayudará a garantizar que la infección no se propaga a otros o al otro ojo, si no está ya infectado. El contacto personal cercano aumenta el riesgo de propagación, así que si trabaja en un entorno o en tareas que involucren el contacto con otros, es mejor quedarse en casa unos días. Aunque la conjuntivitis no impide el funcionamiento en la mayoría de los casos, en casos raros puede suponer un riesgo especialmente si la presencia de otros problemas de salud provoca que surjan complicaciones. Asegúrese de evitar rascarse o tocarse los ojos y siempre lávese las manos o utilice desinfectante de manos después de tocarse los ojos. Las superficies que pueden estar contaminadas también deben desinfectarse para evitar propagar la enfermedad. Nunca comparta toallas o pañuelos y asegúrese de tirarlos después de cada uso.