El picor, en su explicación más sencilla, es la irritación que desaparece al rascarse. La ciencia moderna incluye el dolor y el picor en la misma categoría. La comezón resulta en un reflejo sensorial de picor que no se puede controlar ni detener.
El picor no siempre es físico pero también puede deberse a causas fisiológicas o neurológicas.
El tipo de picor en el que nos centramos aquí es el picor dérmico o pruritoceptivo. Este tipo de picor implica la irritación de la piel en distintos grados. Los receptores del picor únicamente se encuentran en las dos primeras capas de la piel. A diferencia del dolor, la sensación de picor no se puede sentir en las articulaciones ni músculos profundos.
El picor puede tener muchos síntomas y los grados de intensidad varían también. Una erupción cutánea puede deberse al picor o la causa de que empiece el picor. La urticaria, que suele ser una reacción alérgica en la que salen sarpullidos rojos por el cuerpo, también puede resultar en picor. El picor comenzará antes o después de la aparición de la urticaria. En cuanto la piel empieza a picar pronto puede resultar en un picor ardiente, que ocurre tras haberse rascado la zona que pica pese al inicio del dolor. Algunos de los síntomas físicos son:
El picor puede deberse a una serie de estímulos externos como la estimulación química, mecánica, eléctrica y térmica. Cualquiera de los estímulos podría desencadenar en una reacción inducida por histamina en la piel provocando la irritación y el deseo de rascarse.
La causa más común del picor es la piel seca. La piel seca puede deberse al tiempo o a la exposición a elementos ambientales como aire acondicionado en exceso, darse baños en exceso o baños con agua muy caliente o incluso la edad. Tales hábitos pueden resultar en piel seca y picor a largo plazo. El picor en exceso puede provocar cicatrices permanentes o incluso en infecciones bacterianas.
Otras causas incluyen:
Existen tratamientos y medicamentos farmacéuticos que pueden aliviar el picor. Estas cremas y lociones incluyen antihistamínicos y cremas con corticoesteroides. El tratamiento médico requerirá la visita al médico puesto que algunos de los medicamentos más eficaces podrían no comercializarse sin receta médica. Los antihistamínicos por vía oral se venden sin receta médica pero en ocasiones el cuerpo puede desarrollar resistencia a tales medicamentos si se toman con frecuencia. También hay anestésicos tópicos en crema que proporcionan alivio.
Para aquellas personas que sufren de picor a menudo, bien porque tienen una enfermedad crónica o alergias frecuentes, no hay ningún medicamento a la venta que pueda proporcionar alivio alguno. La mayoría de los medicamentos únicamente calman los síntomas pero no tratan realmente la enfermedad subyacente. A menudo los pacientes optan por métodos naturales para tratar la enfermedad subyacente o al menos minimizar la gravedad de la enfermedad. A largo plazo, tal vez, es la mejor opción para combatir el picor.
Aunque no existe una dieta para controlar el picor, si es propenso a padecerlo, puede realizar cambios en el estilo de vida para ayudar a minimizarlo.
A veces, seguir determinadas dietas como la Dieta paleolítica, (¡una dieta que le anima a comer como un troglodita!) o una dieta a base de líquidos podría resultar en efectos secundarios de picor. Por ejemplo, si la Dieta paleolítica no se ha planificado adecuadamente puede ocasionar picazón cutánea debido a carencias nutricionales. Al mismo tiempo, algunas personas que han pasado a esta dieta dicen que ayuda a que la piel mejore. Esto podría ser cierto para aquellos con intolerancia a la lactosa o al gluten.
Lo que hay que recordar es que cualquier dieta que excluya un grupo de alimentos por completo a la larga no puede ser buena. Un plan de nutrición adecuado, con la ayuda de un dietista, es una buena manera de tratar el picor crónico. Los productos lácteos, frutos secos, marisco y ciertas frutas generalmente son alimentos comunes que provocan las alergias y el picor. Por lo tanto, identificar las alergias es una parte crucial del diagnóstico y sería una buena idea mantener un diario de los alimentos consumidos. Elimine y vuelva a introducir gradualmente distintos alimentos a su dieta, siguiendo de cerca los síntomas que lo acompañan. Esto debería revelar la causa.
Disminuir el consumo de sal podría ayudar también a reducir su susceptibilidad al picor. Aumente el consumo de nutrientes que desarrollan inmunidad como vitamina C adicional, a través del consumo de frutas y verduras de hoja verde. También se deberían incluir alimentos ricos en vitamina A y vitamina E en la dieta. Trate de incorporar también alimentos como maíz, germen de trigo, aceitunas, frutos secos, boniatos, melón cantalupo, leche y huevos.
Para las personas propensas al picor, hay algunos pasos generales que también pueden ayudar a paliar esta irritación.